Las iglesias de Ibiza son unas de las más peculiares del mundo, ya que su forma, su estructura y su color son muy distintos. Destacan por ser casi todas blancas, con un aspecto más austero pero fortificadas. Esto se explica por la estrecha historia de Ibiza con la piratería durante la conocida era dorada de los piratas, durante los cuáles la isla de Ibiza sufrió incontables ataques por parte de distintos capitanes piratas que buscaban hacerse con parte de su principal riqueza: la sal.
Las iglesias de la época sirvieron como refugio para los pueblerinos frente a los ataques piratas, por lo que se construyeron teniendo en cuenta unas características de fortaleza con tal de aumentar sus capacidades defensivas.
De este modo se puede decir que las iglesias de Ibiza se utilizaban como centros urbanos alrededor de los cuales se construían los distintos pueblos, de modo que sus habitantes tuvieran rápido acceso a un refugio.
Esta idea fue de Manuel Abad y Lasierra, quien en 1782 se convirtió en el primer obispo de Ibiza. Su idea era urbanizar toda la isla, ofreciendo protección a los ibicencos y a la vez darles acceso a la religión católica. Creó diversas iglesias a lo largo de la isla alrededor de las cuales se fueron trasladando los ibicencos, que hasta entonces habían vivido dispersados por la isla, o almenos esa era la intención del obispo.
La realidad fue muy distinta, ya que los payeses prefirieron no abandonar sus tierras, por lo que hoy en día encontramos las iglesias algo apartadas de los pueblos, aunque lo suficientemente cerca como para que en caso de ataque piratas los lugareños tuvieran tiempo de llegar hasta ella.
Por toda esta historia las iglesias representan una de las principales atracciones turísticas de la isla, sobretodo contando con algún tipo de vehículo, ya sea un coche o una moto de alquiler. Actualmente algunas de las iglesias más importantes son la iglesias de Sant Agnes, la catedral de Ibiza y la iglesia de Sant Mateu.